Sobre mí

Hola, soy Verónica Martos, profesora de formación profesional desde hace 15 años y preparadora de opositores profesores de FP.


Aunque ahora puedo decir todo eso tranquilamente y del tirón, lo de ser profesora no es algo que me haya venido regalado. He pasado por la situación en la que tú estás ahora hasta en 3 ocasiones, así que te aseguro que entiendo de primera mano lo que es tener ese mar de dudas y ese nubarrón que ronda la cabeza del opositor.

3 oposiciones que no puedo decir que recuerde con cariño porque, no nos vamos a engañar, opositar es duro, aunque por otra parte, y con la perspectiva que da la distancia, puedo verlas como experiencias enriquecedoras que, como todo en la vida, han contribuido a mi aprendizaje.

Pero la verdad es que un poco de ayuda habría sido bien recibida. Lo de ser autodidacta está muy bien, pero es también demasiado costoso y bastante agotador.

No sé tú, pero cuando yo empecé con lo de las oposiciones, tenía ilusión, tenía ganas y confianza en mí misma, pero a la vez me sentía enormemente perdida. Nunca había dado clase, no tenía ni idea de lo que era la formación profesional y mucho menos sabía de didáctica ni de leyes educativas.

Me abrumaba bastante la envergadura del examen que se plantea, muchos temas que elaborar y estudiar, un abanico amplio e incierto de supuestos prácticos y un documento, la programación didáctica, que se me antojaba complejo de hacer y defender.

Mi especialidad de las oposiciones es como casi todas, "especial", y como tal, no era fácil encontrar una preparación completa y de calidad y, muchos menos, cerca de casa (con el nombre "Procesos de diagnóstico clínico y productos ortoprotésicos" ya te puedes hacer una idea).

Empecé mi andadura como un largo peregrinar en busca de academias, temarios y algo de luz. Compré temas de los que venden por lotes, con la esperanza de tener algún material del que partir y casi no llegué a sacarlos de sus cajas porque no había por dónde cogerlos.

Compré programaciones ajenas que, a pesar de mi ignorancia en aquel momento, era evidente que se alejaban mucho de unos mínimos de calidad. Leía decretos sin entender su contenido mientras pagaba por cursos absurdos para conseguir puntos y buceaba por foros de internet en busca de respuestas.

Todo esto me supuso mucho desgaste a todos los niveles, mucha energía, dinero y demasiado de ese valioso tiempo que quería dedicar a la preparación. Aún así, conseguí llegar al glorioso día de la oposición con una pinta decente y aprobé la primera parte con muy buena nota en 2008. Eso me hizo ganar en confianza y llegar a la defensa de la programación con mucha seguridad, saliendo del trance más que airosa.

Tuve muy buenos resultados, pero pocos puntos en el concurso, así que me quedé fuera de la soñada lista de plazas. Sin embargo, lo valoro como un éxito porque en septiembre de ese mismo año ya me llamaron para trabajar ofreciéndome una vacante para todo el año y empecé a dar clase, que en definitiva era lo que quería. Además, por suerte, al contrario que las academias, el instituto me pillaba muy cerca de casa.

A ese curso le siguieron 8 años más como interina y un segundo aprobado sin plaza en 2010. En todo ese tiempo no paré de trabajar y de aprender, de mis compañeros, de mis alumnos y de las propias oposiciones. Cada año mejoraba al poner en práctica lo aprendido.

Finalmente, a la tercera llegó la vencida. Mi momento llegó en 2016, cuando los astros se alinearon lo suficiente para que consiguiera mi ansiada plaza. Seguramente, no fue la oposición que mejor me preparé, pero si que me respaldaban un bagaje, un conocimiento y unas tablas que sólo da la experiencia, tanto la de opositor como la de profesor. Así que ese fue mi año.

No sé si me alegré más de sacar la plaza por la estabilidad y seguridad que eso ofrecía o por saber que el sobrenombre de opositora ya no iba a perseguirme más.

Ahora estoy encantada de poder ayudar a otros que están pasando por lo que yo he pasado para compartir con ellos el conocimiento y la experiencia que he acumulado en estos años de oposiciones y de docencia. Es algo demasiado valioso para quedármelo sólo para mí.

Conozco algunos atajos para allanarte un poco el camino y llegar a donde yo he llegado, pero a ser posible, en menos tiempo y con menos esfuerzo. No quiero engañarte, tú tendrás que andar sólo la mayor parte, pero siempre está bien contar con compañeros de viaje que tengan algo más de experiencia y nos puedan compartir sus claves del éxito.

El común denominador que me ha acompañado en mi recorrido como opositora ha sido siempre una nota muy buena en la parte de programación didáctica, superior al 9,5 en las 3 ocasiones.

Esa nota me permitió, primero trabajar como interina con vacante para el curso completo y, después, cuando saqué la plaza, quedar la primera de los dos tribunales que había de mi especialidad y poder elegir destino.

Tengo un modelo de programación muy sólido y muy pulido que siempre ha resultado un éxito y he llegado a entender y a interiorizar muy bien qué es programar en FP y cómo se puede hacer con calidad. Eso es lo que quiero transmitirte. La programación es la parte de la preparación de las oposiciones que depende sólo de ti.

No pierdas el tiempo en aprenderlo a base de ensayo y error.

Deja que una persona te enseñe lo importante de forma sencilla y amena, siguiendo un modelo que funciona.

Apréndelo, personalízalo y hazlo tuyo.

Podrás centrarte en otras partes de la preparación que requieren tu energía y capacidad.

Deja una parte de la preparación de tus oposiciones en mis manos.

Me sentiré muy feliz de verte alcanzar tu objetivo y de saberme parte, por pequeña que sea, de ese resultado.